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enero 6, 2020El balonmano despiertas pasiones, es un deporte que provoca que las personas se enamoren de las acciones que ocurren dentro del “40 x 20”, sin embargo, ningún inicio es fácil y siempre se necesitan ganas y corazón para desarrollar el juego. Eso fue lo que hizo Erick Araya, un vecino de Pital de San Carlos que se comprometió con el balonmano y logró enamorar a toda una comunidad.
Araya confesó que él inició un proceso para ser misionero y durante el mismo comprendió que “podía desarrollar mi proyecto misionero en mi lugar de trabajo, en mi misma comunidad, ayudando a niños y jóvenes a acercarse más a Jesús, a imitarlo, amarlo a seguirlo, y a motivarlos para que no desertaran del sistema educativo y fueran buenos estudiantes”.
“El proyecto inicia en el 2017 formalmente, esto porque tuve la oportunidad de ir a una Final Nacional, ahí recibimos la donación de 24 balones de balonmano por parte de la Federación Costarricense de Balonmano (FECOBAL), entonces, eso me motivó a iniciar el proyecto en esta área pues ya contaba con el material deportivo para trabajar. Aquí en Pital el profesor Alonso Álvarez inició el balonmano en una pequeña escuela de Puerto Escondido y esos niños llegaban al colegio con la inquietud de continuar con el deporte”, indicó el sancarleño.
Los primeros consejos que Araya recibió fueron en el 2017 cuando “Júnior Mata nos invita a una clínica de balonmano… Después, personas como Eliecer Rojas, Óscar Pérez, Alexander Cantareno, Vernon Barrantes, Annher Martínez, Luis Maroto, Juan Carlos Gutiérrez, Raquel Soto, Gerardo Valverde, Alejandra Álvarez y muchas otras más nos han motivado, ayudado y enseñado algo”.
Uno de los aspectos más complicados para el proyecto ha sido el tema económico, ya que, los menores que participan son de una zona en riesgo social, lo que implica que Araya y los padres de familia tengan que ingeniárselas para sacar el proyecto adelante. No obstante, el apoyo brindado por el programa de las “Escuelas Integrales de Iniciación Deportiva” del Patronato Nacional de la Infancia (PANI), el Instituto Costarricense del Deporte y la Recreación (ICODER), el Ministerio del Deporte y la Recreación (MIDEPOR) y la FECOBAL; ha sido clave para Balonmano Pital.
“A partir del apoyo de las entidades el proyecto creció y se fortaleció, el apoyo en materiales fue muy motivador para los muchachos y el apoyo logístico para mí, lo que implicó que los entrenamientos crecieran en cantidad y en calidad, incluso los horarios porque aumentó la cantidad de personas que querían involucrarse. La idea de las escuelas solo podrán tener un impacto real si el gobierno las mantiene, pues es un aliciente en las comunidades marginales, donde, hemos visto que hay muchísimo talento y mucho coraje de los jóvenes que ven en esta iniciativa una forma de surgir, de motivarse, de alejarse de drogas y problemas, de despejar su mente y canalizar su energía de la manera más positiva que existe”, comentó Araya.
Según explicó el encargado, actualmente el proyecto de Balonmano Pital cuenta con 135 integrantes divididos entre niños, niñas y jóvenes, sin embargo, “el núcleo central se mantiene en 70, pero siempre faltan algunos a los entrenamientos, los sábados llegan más porque se integran los chicos de edad escolar, los martes solo los jóvenes del colegio”.
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Sacrificio y entrega
Parte esencial del proyecto son todos los niños, niñas y jóvenes que lo integran, ya que, ellos son el claro ejemplo de los frutos que se obtienen cuando se realiza un buen trabajo, prueba de eso, es el esfuerzo que realizan Yurielka Villareal, Kembly Jiménez y Eddy Pérez para asistir a los entrenamientos y los partidos de la escuadra norteña.
Los tres jóvenes destacaron que su primer contacto con el balonmano lo tuvieron en la escuela, en donde, los menores recorrieron un camino diferente para acercarse a este deporte y sumarse al proyecto de Balonmano Pital.
“En cuarto año de la escuela conocí el balonmano, desde un principio me llamó demasiado la atención, y lo seguí practicando hasta que en el 2016 fuimos a la final nacional estudiantil en San Marcos de Tarrazú, luego de ahí entramos al colegio y decidimos no dejar el equipo abandonado así que hablamos con nuestro profesor Erick Araya y le pedimos ayuda para poder sacar el equipo adelante y gracias a Dios así fue”, explicó Jiménez.
Por su parte, Pérez agregó que gracias al balonmano él y su madre han “mejorado la comunicación como familia”.
“Antes no le tenía la confianza que ahora tengo con ella, discutíamos por nada importante, y esto pasaba porque yo no vivía con ella, ya que, ellas nos tuvo que dejar cuando yo tenía cinco años para ir a trabajar a otro lugar y mantenernos hasta ahorita que volvimos a vivir juntos… Gracias a Dios yo estoy valorando lo que tuvo que hacer para que nosotros estuviéramos bien, aprender a comunicarnos es lo más bonito que me ha aportado este proyecto”, dijo el joven atleta.
Los norteños tienen que arreglárselas de distintas maneras para asistir a las prácticas, desde trabajar para juntar dinero para el pasaje hasta caminar cerca de dos kilómetros. Sin embargo, esto no ha impedido que ellos mantengan intactas sus metas en el balonmano.
“Desde el momento en el que empecé a jugar este hermoso deporte me dije así misma que quería ser una profesional y eso me ha ayudado porque cuando yo tenía 12 años casi caigo en las drogas, incluso me salí de la escuela pero yo me puse un alto y me dije “tengo que dejar ese camino” y todo corazón le agradezco a mi entrenador porque ha sido un ángel. Siento que me ha ayudado demasiado a mí y a otros compañeros más para evitar los vicios”, explicó Villarreal.
¿Cómo podría crecer el proyecto? | Manteniendo el proyecto de escuelas de iniciación deportiva. Un grupo de padres de familia formo un proyecto de padrinos y madrinas. Que otros equipos los visiten. Que el Comité Cantonal de Deporte les brinde apoyo. |
Los primeros frutos
Las buenas noticias para Balonmano Pital empezaron a llegar en este 2019, sumado al proyecto de las Escuelas Integrales de Iniciación Deportiva, cuatro de sus integrantes fueron preconvocados a las Selecciones Nacionales Juveniles; se trataba de Yurielka Villarreal y Kembly Jiménez en la femenina y Caleb González y Moisés Vargas en la masculina.
“El llamado a la selección es un objetivo que nos planteamos a tres años plazo, gracias a Dios y al esfuerzo y responsabilidad de estos chicos, los objetivos se han ido cumpliendo antes de tiempo. Ha sido mucha la alegría, que hasta lágrimas he derramado, ellas vienen de hogares humildes y he visto el crecimiento que han tenido y el esfuerzo que hacen, señaló Araya.
Asimismo, agregó que “son un gran orgullo para la comunidad y la institución, además, son una gran motivación para sus compañeros que vienen atrás y tienen el mismo sueño de algún día estar en una selección nacional. Imagínate, de un pueblito diminuto y tan pobre como Puerto Escondido de Pital, ya hay dos niños y dos niñas que han sido tomados en cuenta”.
Balonmano Pital trabaja los martes de 4:30 p.m., hasta las 6:30 p.m., en las instalaciones del Colegio Técnico Profesional de Pital de San Carlos y los sábados desde las 8:00 a.m., hasta las 2:00 p.m., en el Salón Comunal con el apoyo de la Asociación de Desarrollo Integral de Pital.
1 Comment
Gracias a todos ? los que en algun momento han creido en nosotros y bos han ayudado ???Dios les pague.